Según Ruut Veenhoven (1993) la felicidad está relacionada cada vez más con la participación en organizaciones voluntarias, en la idea de que ayudar a quien lo necesita no es parte del deber, sino de la felicidad. Además, añade que las personas más felices suelen mostrarse más interesadas por la política que las infelices. Las opiniones de una persona feliz tienden a ser moderadas. Los puntos de vista extremistas suelen estar relacionados con más frecuencia con la gente infeliz. Esto también se manifiesta en una mayor tolerancia por parte de la gente feliz. Y esto ocurre porque las personas felices suelen decir con frecuencia que planifican su vida, realmente no tienen más proyectos en su cabeza que las personas infelices. A pesar de ello, existe una diferencia en la finalidad de sus metas en la vida. Una persona feliz le preocupan mucho más los temas sociales (como la familia o la sociedad) mientras que a la persona infeliz se preocupa de las cuestiones relacionadas con su profesión. Para un gran número de personas pues, creer en una causa es una fuente de felicidad. El secreto de la felicidad, según Russell (1930), está en la idea de que los intereses personales sean lo más amplios posibles, cuantas más cosas le interese a una persona, más oportunidades de felicidad tendrá. Por otra parte y teniendo en cuenta el contexto del nuevo milenio, “El post-materialismo significa el declive del afán de tener y consumir bienes materiales y un despertar del interés por los bienes inmateriales e intangibles como la creatividad, la solidaridad, el conocimiento, la sabiduría y la alegría de vivir y convivir. En la medida que la prosperidad material del siglo XX fue garantizando la satisfacción de las necesidades materiales (como la comida y el cobijo), ha dado una tendencia natural a satisfacer las necesidades no materiales encaminadas a dar un sentido a la vida personal, a la participación ya la autorrealización personal” (Pigem: 2009).
El trabajo de voluntariado sufre carencias similares al
trabajo doméstico en cuanto al reconocimiento social y disponibilidad de
indicadores a la hora de la investigación, a pesar de ser un fenómeno en alza. La Encuesta de Empleo
del Tiempo (ETT) estima que, en 2003, el 9,9% de las personas mayores de 18
años residentes en España dedica algo de tiempo a voluntariado durante las
últimas cuatro semanas, lo que equivale a algo más de tres millones de personas
(Durán y Rogero: 2009).
El voluntariado y la participación social pueden ser un
medio para adquirir conocimientos, ejercitar en la práctica determinadas competencias y
potenciar el tejido de relaciones sociales, lo que a su vez permite
abrir nuevas o mejores oportunidades de empleo, así como contribuir al desarrollo personal.
Pero a las personas implicadas en el voluntariado les motiva un deseo fundamental de ayudar a otras personas o
con una voluntad de cambio social. De esta forma, el voluntariado no sólo
contribuye al desarrollo de las personas sino que refuerza la solidaridad y
la cohesión social.
Putnam (2000) explica que
muchas formas del capital social aumentan durante los dos primeros tercios del
siglo XX, pero que, a partir de la segunda mitad de la década de los 60 y
principios de los 70, la gente empieza a relacionarse menos. Vota menos,
participa menos en las asociaciones y en los mítines. La principal consecuencia
es que cada vez hay menos capital social en Estados Unidos. Muchos de los
problemas a los que se enfrenta el país derivan de este declive. Según el
autor, el americano medio se ha vuelto más desconectado socialmente y más
alejado de la vida comunitaria. En España la confianza social es todavía más
baja. Esta tendencia contribuye a explicar porqué la felicidad no aumenta.
El estudio sobre seguimiento
de la calidad de vida de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones
de Vida y de Trabajo constata que más de una quinta parte de los europeos (un porcentaje
ligeramente superior al 20%) participa en actividades filantrópicas y de voluntariado. Las tasas más
elevadas de participación se registran en países como Suecia, donde, como media, un 45% de
la población a partir de los 18 años participa en actividades de voluntariado. En países como
España el promedio de participación oscila entre el 10% y el 15%. Por otra parte, las personas con un
elevado nivel de estudios tienden a involucrarse más en actividades de voluntariado. Las personas
con un alto grado de calificación consagran, por lo general, entre 1,5 y 1,7 horas más por semana a
actividades filantrópicas y de voluntariado que las menos cualificadas; los hombres dedican,
como media, una hora más por semana que las mujeres. Este mismo estudio constata
que las personas que consideran su calidad de vida generalmente satisfactoria
tienden a participar más asiduamente en el voluntariado. Además, las personas que
creen dedicar un tiempo «insuficiente» al trabajo voluntario o a actividades
políticas son por lo general personas activas (asalariados o trabajadores autónomos) y poco cualificadas.
Predominan las mujeres o los miembros de una unidad familiar compuesta por una pareja con
niños.
Un estudio Universidad de
Essex dirigido por Paul Whiteley (2004) se plantea que el voluntariado hace a
los ciudadanos británicos más felices. La investigación pone de manifiesto un
vínculo interesante entre ayudar a los demás y disfrutar de una buena calidad
de vida. Parece que cuando las personas se enfocan en las necesidades de los
demás, también pueden tener beneficios sobre ellas mismas. Esto significa que
la actividad de voluntariado en la comunidad se asocia con una mejor salud,
menor delincuencia, mejora del rendimiento educativo y una mayor satisfacción
con la vida. La investigación encuentra una fuerte relación entre el voluntariado
y la satisfacción con la vida en general. Los expertos encuestados un centenar
de autoridades de los distritos seleccionados al azar, y en una serie de
proyectos de voluntariado, y encuentra que las zonas con la mejor calidad de
vida tienen altos niveles de actividad de voluntariado no estructurado. Las
personas que viven en áreas donde muchos ciudadanos dan su tiempo para que
otros gozan de mejor salud, sufren menos delincuencia, y afirman estar
"muy satisfechos" con sus vidas. Los estudiantes de estas comunidades
también logran mejores calificaciones. Por otra
parte, el voluntariado tiene una influencia positiva, sin distinción de clase
social de una comunidad o de la riqueza. Una comunidad relativamente pobre con
una gran cantidad de actividades de voluntariado pueden hacer mejor en relación
con la salud, la delincuencia y la educación de una comunidad relativamente
ricos que carece de dicha actividad.
Según otro estudio dirigido por Eva
J. Mojza (de la Universidad de Konstanz, el trabajo voluntario tiene mejores
recompensas incluso que el trabajo remunerado. Según este estudio alemán el
trabajo voluntario ofrece beneficios como la salud mental e incluso ayuda a
mejorar el desempeño en su trabajo remunerado. El estudio incluye a un centenar
de personas que trabajaron un promedio de cinco días a la semana y que gastaron
un promedio de 6,7 horas por semana como voluntarios. Durante dos semanas, los
participantes completaron dos cuestionarios al día, uno después del trabajo y otro antes de irse a la cama, detallando cuanto
tiempo habían pasado en el voluntariado y el registro de sus sentimientos sobre
la satisfacción de necesidades, el desapego psicológico del trabajo,
experiencias de aprendizaje y el bienestar en el trabajo. Hay una relación
positiva entre la cantidad de tiempo dedicado al trabajo voluntario y la
satisfacción que los participantes necesitan, desprendimiento psicológico del
trabajo y sus experiencias de aprendizaje además mejora en la escucha activa en
el trabajo. “Las relaciones positivas que hemos descubierto en este estudio
apoya el pensamiento que experiencias incluso estresantes realizadas en tiempos
libres como el voluntariado de bomberos y apoyo a servicios puede tener efectos
psicológicos positivos e incluso traer beneficios en el lugar de trabajo. El
voluntariado puede aportar muchas experiencias positivas, como la satisfacción
de las necesidades no satisfechas por el trabajo, el dominio de nuevas técnicas
relacionadas al contacto social con personas y también ayuda a la gente desligarse
de su trabajo” (Mozja: 2011).
Fragment de "Estudio sobre usos del tiempo y percepción de felicidad. ¿El
horario flexible en el trabajo y la práctica de voluntariado influyen en
la percepción de felicidad de las personas? (Fabian Mohedano, 2011)
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