16 de juliol del 2018

'Adiós' a regreso al futuro


En nuestro país tenemos todos los problemas acumulados sobre horarios y usos del tiempo, y esto motiva que con excesiva reiteración mezclemos conceptos que tienen naturaleza muy diferente. En buena parte tiene su lógica, somos un país que ha sido incapaz de cerrar ningún debate en todos los frentes posibles: el que hace referencia al huso confuso, el que tiene que ver con la conveniencia de hacer el cambio de hora en verano y en invierno (este no depende de nosotros exclusivamente como veremos), el que provoca la inexistencia de una cultura del tiempo a favor de modelos más eficientes y más flexibles, y finalmente el que hay detrás de las dos horas de desfase horario en relación al resto del mundo y que nos hace desayunar a las once, comer a las tres y cenar a las diez de la noche.

No es casualidad que finalmente hayamos sido capaces de ordenar los debates y proponer un gran acuerdo social en forma de pacto para la reforma horaria, impulsado el 17 de julio del 2017 y firmado por 110 actores institucionales y sociales del país. El Objetivo 2015 tiene como misión centrar los esfuerzos en mejorar el bienestar y buscar una vida más saludable. Hay dos debates, sin embargo, que exceden del marco competencial del Govern: el huso y el cambio de hora en verano.
La conciliación laboral, personal y familiar.

El huso horario –compete a cada estado la decisión de a cuál pertenecer– forma parte ya de uno de los elementos recurrentes de debate cada cierto tiempo. Hay quien argumenta que haciendo el cambio de hora se podría garantizar una mayor y mejor conciliación laboral, personal y familiar. Pero, a nuestro entender, tiene poco que ver. La prueba de que no tiene demasiada vinculación es que Francia y el Benelux también deberían retornar al huso de Greenwich y no sufren ni mucho menos los problemas que tenemos en nuestro país en cuanto a la falta de una distribución racional y más humanizada del tiempo de vida cotidiana. Aparte, cada vez que emerge el debate, las patronales recuerdan que habría que evaluar el impacto económico de abandonar el huso horario compartido con Portugal y... el 'brexit'.

Pero estos días, el debate público se centra en el peculiar cambio de hora ya que la UE ha puesto en marcha un proceso participativo para conocer qué piensa la ciudadanía sobre la idoneidad de mantener el ajuste en octubre y marzo. Debe de ser un indicador de las ganas que tiene la ciudadanía europea de olvidarlo el hecho de que los primeros días de votación la página web de la Comisión Europea se colapsó. La gente es consciente de que podemos estar ante el final del jet lag social que causa este cambio artificial. Del cuestionario, al cual se puede responder hasta el 16 de agosto, destaca si se está a favor de «mantener los actuales ajustes entre el verano y el invierno en todos los países de la UE» o por el contrario se da apoyo a «la abolición de estos cambios en todos los países miembros». En el caso de ser eliminado el cambio de hora, se pregunta a la ciudadanía si preferiría «mantener siempre el horario de verano» o quedarse «permanentemente en el horario de invierno». Finalmente, vale la pena la pregunta que hace referencia a los motivos por los que se está a favor del cambio: salud, ahorro energético, actividades de ocio, seguridad vial.

Poco menos de dos euros por persona

Para entender por qué la UE ha impulsado ahora un proceso de consulta popular, hay que recuperar la resolución que aprobó el Parlamento Europeo el 8 de febrero del 2018, para revisar la directiva 2000/84 /EC que obliga a todos los países miembros a avanzar y retrasar los relojes cada marzo y cada octubre. El documento cita informes que apuntan a que los días posteriores al cambio se registran más accidentes de tráfico. Pero también hacen referencia a los estudios médicos que contemplan las alteraciones del ritmo circadiano, el ciclo de 24 horas de las personas marcado por la influencia de la luz, y los efectos de salud asociados. Y, finalmente, la reducción del consumo energético, que en Catalunya es de 14 millones. Poco menos de dos euros por persona.

Pronto le explicaremos a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas que antes, cuando eran las tres, había un día de octubre en que volvían a ser las dos, y que esto nos permitía bailar una hora más en la discoteca. Y viceversa, que un día de marzo, cuando eran las dos, pasaban a ser las tres, y que aquella noche trabajábamos una hora menos en el turno de noche. Se hará aún más difícil de entender la historia de aquellos gemelos en que el primero nació cerca de las tres y su hermano, minutos más tarde, es decir, cuando el reloj tenía que volver a marcar las dos y cinco. Por lo tanto, el segundo bebé es legalmente casi una hora mayor que el que nació primero. En esta vida todo se acaba, adiós pues a 'Regreso al futuro'.